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RGartner 23 de October, 2025

Para quienes hacemos contenido que invita a reflexionar, hay algo incómodo que reconocer: competimos en un espacio diseñado para otra cosa.

No es que YouTube sea malo. Es una de las mejores plataformas para crear. El problema es más sutil: nuestro contenido debe compartir el mismo feed con escotes, minifaldas, caras de asombro en thumbnails y clickbaits vacíos.

Familia mirando TV

Es como poner un brócoli en una mesa llena de pasteles y donuts. Y lo peor: si alguien prueba un pastel, es casi imposible que después escoja el brócoli. Ya está en otra vibra.

El algoritmo no te muestra solo contenido reflexivo. Tu historial tiene de todo. Y el feed que YouTube te construye refleja eso: una mezcla surtida donde lo visual tentador siempre gana.

¿Existen contenidos visuales serios? Sí, claro. Y eso es a lo que uno apunta: captar atención de forma inteligente. Pero seamos honestos: hay contenidos mucho más tentadores. Un escote. Una minifalda. Un estilo de vida aspiracional que te promete que si lo copias, tu vida cambiará.

Y en medio de esas aguas hay que nadar.

Entonces, ¿debemos pintar el brócoli de chocolate?

La respuesta no es sencilla. Porque si lo pintas, deja de ser brócoli. Y si no lo pintas, nadie lo ve.

Quizás la solución no esté en cambiar el brócoli. Quizás esté en encontrar mesas donde el brócoli sea bienvenido.

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